Una perspectiva sobre la transición política en Suráfrica

<div>Suráfrica fue el primer país en sufrir una colonización considerable y la última en terminar con un Gobierno oficial formado por gente blanca. La Suráfrica racista había gobernado Namibia en representación, primero, de la Liga de Naciones y, posteriormente, de las Naciones Unidas. En Surá...

Full description

Bibliographic Details
Main Author: Macharia Munene
Format: Article
Language:Catalan
Published: Universitat Jaume I de Castellón 2012-03-01
Series:Recerca: Revista de Pensament i Anàlisi
Online Access:http://www.e-revistes.uji.es/index.php/recerca/article/view/245
Description
Summary:<div>Suráfrica fue el primer país en sufrir una colonización considerable y la última en terminar con un Gobierno oficial formado por gente blanca. La Suráfrica racista había gobernado Namibia en representación, primero, de la Liga de Naciones y, posteriormente, de las Naciones Unidas. En Suráfrica se afianzaron las estructuras de Gobierno oficiales racistas justo en el momento en que el resto del mundo condenaba el racismo. El país aprovechó la Guerra Fría para reivindicarse como bastión de la civilización occidental en África contra las comunidades negras de inspiración comunista. Las mismas estructuras se mantuvieron vigentes aproximadamente cuarenta años después de que el resto de países africanos hubiese obtenido la independencia política. Las continuas presiones en el propio país y en el ámbito internacional obligaron a Suráfrica a abandonar la estructura política del apartheid. A comienzos de 1990, el país inició un periodo de transición que tuvo que llevarse a cabo con precauciones para evitar el caos. Los dos hombres que lograron el cambio fueron el entonces presidente Frederick de Kierk, que representaba los intereses de los blancos, y el prisionero al que él mismo liberó en 1990, Nelson Mandela, que encarnaba las aspiraciones de la gente negra. La tarea de Mandela consistió en crear un estado de confianza en la nueva Suráfrica y consiguió cambiar la imagen del país, que pasó de tener la consideración de Estado racista inaceptable a convertirse en un elemento clave de África en las negociaciones internacionales. Cuando Mandela dejó la presidencia, su adjunto Thabo Mbeki asumió el cargo y tuvo que afrontar cuestiones a largo plazo sobre la política de la transición. </div><div><br /></div><div><br /></div><div><br /></div><div><div>South Africa was first to suffer substantial colonial settlement and the last to end rule by white people officially ruled. Racist South Africa had ruled Namibia on behalf of, first League of Nations and then the United Nations. Within South Africa, it entrenched official racist governing structures that were temed apartheid at the very time that the rest of the world was condemning racism. It took advantage of the Cold War to claim that it was an ideological bastion of Western Civilisation in Africa against Cornmunist inspired blacks; it worked for roughly forty years after the rest of Africa attained political independence. Prolonged domestic and international pressure forced South Africa to abandon the apartheid political structure. Beginning 1990, South Africa entered a transition period that required prudent management in order to avoid chaos. The two men who successfuiiy managed this change were President Frederick de Klerk representing the interests of white people and the prisoner he released in 1990, Nelson Mandela, who represented the aspirations of  black people. Mandela's task was to create a sense of confidence in the new South Africa and he succeeded in changing the irnage of South Africa from that of an unacceptable racist country into an African player in international dealings. He retired from the presidency and left his deputy, Thabo Mbeki, to worry about long term issues of  transition politics.</div></div>
ISSN:1130-6149
2254-4135