Summary: | La escuela en México siempre estuvo bajo el discurso de la integración, la homogenización y la construcción de la identidad nacional. El interés era dar continuidad a la cultura occidental europea, filtrada por las singularidades hispánicas y penetradas por el reconocimiento idealizado de lo autóctono (pueblos originarios). Sin embargo, el crecimiento de la pobreza, sumado a la permanencia de tendencias históricas discriminatorias en términos étnicos que se enfrentan al discurso cada vez más ampliado de respecto a los derechos humanos contraponen una realidad que invalida el logro de los objetivos originales de la escuela. En la última década surgen con fuerza las ideas de pluriculturalidad, como posiciones que desean integrar y renovar de alguna manera las propuestas escolares. Estas derivan del reconocimiento cada vez más expandido que se otorga a la diversidad cultural y de las deficiencias del proyecto del mestizaje cultural implementado en el país en períodos anteriores, que abogaba por una integración cultural casi "forzosa" que no resultó posible.
|