Summary: | A la breve experiencia republicana le sucede, en 1874, la Restauración Borbónica en la persona de Alfonso XII y este cambio de régimen hace necesaria la recomposición de las fuerzas políticas. Aunque el joven Rey había sido proclamado por el tradicional método de la insurrección militar, la monarquía recién instaurada tenía vocación decididamente civilista. Para que esto no fuera sólo un deseo era necesario ensanchar la base política del nuevo régimen, buscar el consenso de poder y conseguir la reconciliación entre las distintas corrientes liberales. No hubiera sido posible la estabilidad del sistema si el liberalismo, dividido en multitud de grupos y tendencias, no se hubiera unificado en torno a dos formaciones: el Partido Liberal y el Partido Conservador, y si estos partidos no hubieran llegado a los acuerdos necesarios para afianzar el régimen.
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