Summary: | Si algún espacio permite observar al microscopio la
transformación de la familia contemporánea en relación
a la manera cómo los padres tratan a sus hijos (y cómo
los hijos les tratan a ellos), podríamos quizás fijar nuestro
punto de mira en la habitación de los adolescentes.
No es que en el pasado el espacio privado hubiera sido
un lugar menos relevante (pues desde los 60 los jóvenes
aprendieron a hacer suya la vieja consigna de Virginia
Woolf: Una habitación propia). Lo que ha sucedido
en la última década es que este territorio de la feminidad
se ha juvenilizado, afectando a todos los grupos
sociales, como reducto y laboratorio de microcultura
juvenil emergente que además del espacio público encuentra
su emblema en los contactos reales y virtuales
que se realizan desde la habitación propia. Este artículo
presenta el primer esbozo de resultados de una investigación
etnográfica sobre el tema, aunque antes de
exponerlo deberemos plantear un modelo teórico sobre
los cambios en las relaciones paternofiliales (lo que
denominamos el reloj de las generaciones) y un panorama
general (basado en datos estadísticos recientes)
sobre la relación de los jóvenes con la cultura digital,
una de los fundamentos de las culturas de habitación).
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