Summary: | La implantación de programas de tutoría para apoyar la formación de estudiantes de licenciatura en las instituciones mexicanas ha tratado de responder a varios factores: abatir indicadores negativos en el desempeño escolar, estimular aquellos que funcionan adecuadamente y, en conjunto, promover la formación integral de los individuos. Se tiene claro que este proceso está asociado con el cumplimiento de la función docente en un sentido amplio y con la calidad que merece la interacción docente‐estudiante. Por lo tanto, para asegurar que esta relación de carácter más cualitativo pueda aportar buenos resultados en la formación de profesionales, es obvio que debe pasar por el tamiz de la evaluación, así como de las instituciones que la promueven, en tanto que implica a un conjunto de actores y de procesos. De ahí que se revisen algunas de sus características en el contexto mexicano y se propongan elementos que contribuyan a mejorar los mecanismos empleados por los organismos acreditadores, en aras de lograr una mayor objetividad y mejores resultados.
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