| Summary: | El triunfo de la razón como única forma de conocimiento natural fue sin duda el resultado más notable del cambio de paradigma que se produjo a lo largo de la llamada Revolución Científica que, desde el Renacimiento hasta la Ilustración, fue favoreciendo una progresiva pérdida del papel protagonista del razonamiento dogmático como forma privilegiada de construcción del conocimiento. No obstante, durante los siglos siguientes, una gran parte de los hombres de ciencia estuvo dispuesta a favorecer la conversión del dogma en un agente del pensamiento racional. En este artículo queremos ofrecer un punto de reflexión sobre la influencia que mantuvo el relato bíblico en la construcción de las teorías científicas modernas que, de algún modo, pretendieron poner luz sobre una cuestión trascendental como fue el origen de las diferencias físicas y morales entre los seres humanos. Nuestro objetivo más amplio es demostrar que cómo forma de expresión cultural, el pensamiento dogmático-religioso siguió jugando un papel de legitimación trascendental para el discurso científico racional moderno, permitiendo defender el papel civilizador y la superioridad física y moral de los Estados de occidente mucho más allá de lo que el simple uso de la razón permitía.
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