Summary: | Luigi Zoja al reflexionar sobre los aislamientos contemporáneos piensa en los muros, esos muros que en la antigüedad eran fortificaciones extendidas a lo largo de vastos territorios, los muros suponían un sistema de exclusión del prójimo, los que estaban ‘afuera’, y los que quedaban dentro. El muro del siglo XX y XXI contiene la plaga o el desplazamiento humano (otra plaga), encierra un cierto tipo de comunidad, en la Muerte del prójimo, las separaciones humanas se hacen cada vez más graves, por asuntos de seguridad, por racismo, por un conjunto de elementos acentuados por las velocidades de la desigualdad, la tecnología del ermita urbano, las iglesias vacías y el aislamiento colectivo que incluye para Luigi Zoja (2015: 136-137) la información inflacionaria y abstracta combatiendo la solidaridad comunitaria. Desde diferentes vertientes, en este momento del siglo, se produce la lectura cartográfica de la soledad y el desconcierto: la desintegración parece ser el signo de todo lo viviente. Hay un proceso de desacralización, de ruptura por la ruptura misma que parece no cohesionar más que una era de fragmentos, se vuelven fragmentarios los pactos humanos, las relaciones son transitorias, los lugares de paso. Y ese aislamiento llega con fuerza pujante procurando la ignorancia, la vaciedad, ‘lo light’ social, evitando ver en los demás un referente afectivo o compasivo, haciendo que ‘los otros’ no sean más que un paisaje, al decir de Pessoa.
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