Summary: | Seminario para optar al grado de Ingeniero Comercial, Mención Economía === El denominado fenómeno de “mundialización” implica la interdependencia de tres procesos cuya profundidad y alcance difieren ostensiblemente en sus grados de liberalización e internacionalización en lo que respecta al mercado de bienes y servicios, financiero y del trabajo. La ambivalencia de este último se manifiesta, por un lado, en la tendencia hacia la desregulación, flexibilización y precarización de las relaciones laborales a escala mundial, mientras que por otro la mano de obra sigue siendo un factor productivo de carácter puramente nacional, puesto que depende y se determina a partir de las características intrínsecas de la economía, fuertemente afectada por las formas de organización de la producción y la división del trabajo que impone el nuevo escenario mundial.
La interdependencia entre la forma de organización del mercado laboral y los procesos de integración económica se ha profundizado a través de los Tratados de Libre Comercio (TLC), sin embargo, éstos no están exentos de costos: Si, como es de esperar, la producción nacional ve afectados sus márgenes de utilidad debido a la mayor competencia externa, los empresarios tratarán de resarcir las pérdidas ya sea reduciendo los costos salariales, lo que implica un empobrecimiento de la masa laboral asalariada, o vía mayor productividad laboral, por medio de un aumento de los despidos.
A lo anterior se suma los efectos derivados del mecanismo compensatorio elegido por las autoridades para enmendar la merma en la recaudación fiscal que recaerán, fundamentalmente, sobre quienes participan precariamente de un mercado cada vez más concentrado.
Por otra parte, la competencia económica internacional impone la necesidad de lograr sustanciales aumentos de productividad basados en innovaciones tecnológicas y de gestión empresarial que, junto a la pérdida de importancia relativa de las economías de escala convencionales en relación con las nuevas formas de trabajo (teletrabajo) y al uso de nuevas tecnologías de la información (NTI), tiende a cambiar el modelo laboral clásico, prescindiendo crecientemente del régimen asalariado, con el objeto de abaratar el costo de la mano de obra.
Todo lo anterior, constituye un cambio exógeno que contribuye a reforzar el proceso de precarización e informalización de la fuerza de trabajo.
“El papel que desempeña el sector informal en el proceso de desarrollo, en general, y en el mercado del trabajo, en particular, es muy importante en diversos ámbitos. Es ahí donde durante las últimas dos décadas en América Latina se ha generado la mayor parte de los nuevos empleos, en circunstancias en que la gran empresa sufrió el impacto de la crisis de los años ochenta y sólo en los noventa tuvo una recuperación parcial de su capacidad para generar ocupaciones, mientras disminuyó el tamaño y número de puestos de trabajo en el sector público, como una de las consecuencias del ajuste estructural. Pero es también ahí donde se concentran los problemas de mala calidad del empleo, reducida productividad y bajos salarios. Además, se congrega en este ámbito una alta proporción de los grupos más vulnerables de la sociedad, en especial de jóvenes y mujeres de áreas urbanas situados bajo o cerca de la línea de pobreza. A lo anterior se agrega que la representación de los intereses de los empleadores y trabajadores –cuando es posible distinguir unos de otros- de este sector es débil, lo que muchas veces se refleja en la ausencia parcial o, incluso, total de políticas públicas que apoyen a este segmento productivo. Por último, se advierte la inexistencia de un adecuado sistema de relaciones laborales.” (Víctor E. Tokman, 2001)
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