El trastorno disocial como precursor del trastorno antisocial de la personalidad

Psicóloga === Autor no autoriza el acceso a texto completo de su documento === La mayoría de los menores con trastorno disocial se van implicando cada vez menos en los intercambios agresivos, sin embargo, una minoría continúa manifestando conductas antisociales. Esta minoría constituye una población...

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Bibliographic Details
Main Author: Salmerón Sepúlveda, Lorena
Other Authors: Forns Serrallonga, Dolors
Language:es
Published: Universidad de Chile 2015
Subjects:
Online Access:http://repositorio.uchile.cl/handle/2250/135559
Description
Summary:Psicóloga === Autor no autoriza el acceso a texto completo de su documento === La mayoría de los menores con trastorno disocial se van implicando cada vez menos en los intercambios agresivos, sin embargo, una minoría continúa manifestando conductas antisociales. Esta minoría constituye una población de riesgo a padecer un trastorno antisocial de personalidad. Marco teórico. Desde la teoría del aprendizaje social y del modelo de coerción de Patterson, el comportamiento antisocial se desarrolla y consolida por medio del aprendizaje observacional, principalmente del estilo educativo parental y las relaciones entre pares. Objetivo. Encontrar evidencia científica que demuestre que el trastorno disocial constituye un factor precursor del trastorno antisocial de la personalidad en la adultez. Método. Revisión bibliográfica a partir de artículos científicos empíricos y longitudinales, publicados, en los últimos 10 años, por revistas indexadas en bases de datos reconocidas dentro del ámbito de la Psicología. Resultados. A nivel intergeneracional, los hijos de padres antisociales tienen una cifra mayor de conductas antisociales. A nivel intrageneracional, el trastorno disocial tiene un poderoso efecto a largo plazo, el cual continúa en la adultez. Asimismo, se han detectado factores de riesgo como el maltrato infantil o las pautas educativas inadecuadas. Conclusiones. Diversas investigaciones ponen de manifiesto la existencia de cierta continuidad evolutiva, aún así sólo reflejan tendencias. No se puede afirmar que exista una relación causal entre ambos trastornos, ya que esta evolución es el resultado de una interacción compleja de diversos factores genéticos, ambientales y psicológicos